Un resultado de DALL-E cuando pides "crear un mercado de datos con éxito y que el medio ambiente y la economía prosperen"

Cómo crear un mercado de datos de Internet de las Cosas que tenga éxito

Traduzco ahora y opino después sobre este artículo de Johannes Deichmann, Kersten Heineke, Thomas Reinbacher, y Dominik Wee para McKinsey.

Cómo crear un mercado de datos de Internet de las Cosas que tenga éxito

Monetizar la avalancha de información generada por el Internet de las Cosas requiere una estrategia bien puesta en práctica y que cree valor.

Internet de las Cosas, Internet of Things (IoT)  convertirá la actual marejada de datos industriales en un tsunami de proporciones verdaderamente colosales, amenazando con sobrepasar incluso a la empresa mejor preparada. A medida que los gigabytes, terabytes y petabytes de información sin estructurar se amontonan, la mayoría de las organizaciones carecen de métodos viables para indagar, monetizar y explotar estratégicamente este valor enorme en potencia. La investigación de McKinsey revela que en la actualidad la mayoría de las empresas infrautilizan la mayor parte de los datos de IoT que recopilan. Por ejemplo, una plataforma petrolífera con 30.000 sensores examina sólo el 1 por ciento de los datos capturados porque prácticamente usa la información para detectar y controlar anomalías, ignorando su mayor valor, que implica apoyar las actividades de optimización y predicción. Una forma efectiva de poner los datos de IoT a trabajar y producir ingresos en la creciente exuberancia digital implica ofrecer la información en mercados de datos a terceros.

Cómo crea valor un mercado digital

Los mercados digitales son plataformas que conectan a proveedores y consumidores de conjuntos y flujos de datos, garantizando unas elevadas calidad, consistencia y seguridad. Los proveedores de datos autorizan al mercado a otorgar licencias en su nombre siguiendo términos y condiciones definidos. Los consumidores pueden jugar un doble rol suministrando datos de vuelta al mercado (Figura 1).

Diagrama 1. Los datos agregados pueden ser un incentivo para los proveedores compartir información

Diagrama 1. Fuente: McKinsey.com

Los terceros pueden ofrecer soluciones de valor añadido sobre los datos que el mercado ofrece. Por ejemplo, la analítica en tiempo real puede hacer que lo aprendido sobre el cliente sea más actuable y actualizado que nunca antes. El mercado tiene también una plataforma de intercambio como base técnica para el intercambio de datos y servicios, incluyendo ofrecimientos de platform-as-a-service. Hay seis capacitadores clave del mercado de datos que pueden ayudar a las empresas a poner sus datos a trabajar con más efectividad:

  • Construir un ecosistema. Al ensamblar multitudes de participantes de terceros, las empresas pueden aumentar la relevancia de sus propias plataformas digitales.
  • Abrir nuevas oportunidades de monetización. El mundo digital e interconectado de hoy aumenta el valor de activos de datos de alta calidad mientras crea flujos de ingresos innovadores. Un mercado digital, por ejemplo, añade valor al mercado de vehículos eléctricos de Europa proporcionando información y puertas de acceso transaccionales para negocios como proveedores de infraestructura de carga, agentes de servicios de movibilidad y fabricantes de vehículos. Los operadores de estaciones de carga por ejemplo, son libres de determinar sus propias estructuras de precios basándose en los datos disponibles sobre los hábitos de los consumidores y las tendencias del mercado.
  • Habilitar el crowdsourcing. Los mercados de datos hacen posible compartir y convertir en dinero diferentes tipos de información para crear valor incremental. Combinando información y modelos analíticos y estructuras para generar incentivos a los proveedores de datos, más participantes entregarán datos a la plataforma.
  • Apoyar la interoperabilidad. Los mercados de datos pueden definir metaformatos y abstracciones que den soporte a casos de uso a través de distintos dispositivos y a través de industrias diferentes.
  • Crear un punto central de «descubribilidad». Los mercados ofrecen a los clientes una plataforma central y un punto de acceso para satisfacer sus necesidades de datos.
  • Lograr una calidad de datos consistente. Los acuerdos de nivel de servicio pueden asegurar que los mercados siempre entregan datos de una alta calidad.

Diseñar una plataforma para compartir datos

A medida que piensan en el proceso de montar un mercado de datos, los líderes de empresas necesitan trabajar un conjunto de preguntas críticas. Una empresa podría ponderar los siguientes problemas cuando aclare su estrategia de mercados de datos:

¿Cuál es el alcance del mercado de datos? En la mayoría de los casos, un mercado de datyos comienza cuando las empresas establecen un intercambio central de datos dentro de sus propias organizaciones. Más tarde, determinan qué categorías de información de entre las de ese intercambio interno son apropiadas (desde una perspectiva de seguridad y rentabilidad) y entonces permiten que otros agentes de fuera de su organización (y quizá de fuera de su industria) accedan a esos datos.

¿Cuál es la mejor estructuración del mercado? Para promover un ecosistema dinámico, el mercado de datos debe adoptar una posición neutral respecto a los participantes. La entidad legal/fiscal en que se convierte el mercado y las estructuras que lo gobiernan y financian son claves para su neutralidad. Entre los principios rectores que los agentes siguen en la configuración de mercados de datos son que a) el mercado debe financiarse a sí mismo por medio de dividendos y comisiones basados en las transacciones ,y b) la neutralidad debe extenderse a los futuros participantes que proveen o reciben datos o servicios, ofreciendo acceso indiscriminado para todos los agentes interesados bajo términos y condiciones justos. Y mientras el mercado de datos apoyará la creación y definición de licencias de datos, los proveedores de datos deben sin embargo deben responsabilizarse de hacer cumplir y auditarlas legalmente. Respecto al gobierno del mercado, hay dos modelos de negocio mostrando el camino. Los mercados de datos tienden a ser o bien plataformas independientes o bien híbridos de propiedad limitada. Bajo el primer modelo, los conjuntos de datos se compran y venden, mientras que los proveedores de datos-como-servicio de propiedad completa venden datos primarios en segmentos específicos o con servicios y soluciones empaquetadas. Bajo el segundo, el mercado recopila y agrega datos de múltiples publicadores o propietarios de datos y después vende los datos.

¿Quiénes son los clientes del mercado de datos? Una vez que el mercado es comercialmente viable, los clientes incluirán todo tipo de proveedores de datos, y el sistema del mercado debería obtener nuevos tipos de datos para hacerse más atractivo. Los proveedores clave de datos serán empresas que los capturen, los posean y autoricen que se compartan. En algún punto, de todos modos, los desarrolladores de aplicaciones ofrecerán servicios de infraestructura y soporte que aumenten más aún el valor de los datos ofreciendo un análisis relevante sobre los mismos y facilitando su entrega.

¿Cuáles son los términos y condiciones generales, y las categorías de datos, del mercado? Durante la fase de configuración técnica del mercado, los suministradores de datos definen sus condiciones de licenciamento independientemente, y la plataforma proporciona puntos de referencia para condiciones de licencia. Los términos y condiciones generales del mercado se aplican a todos los datos con los que se comercia. En la fase de comercialización que le sigue, el mercado depende de categorías de datos definidas centralmente y los correspondientes acuerdos de licencia expresados en sus términos y condiciones generales. Esta estrategia permite a los agentes licenciar datos convocados abiertamente independientemente de suministradores específicos.

¿Cómo se relaciona el mercado con otros modelos de licencia? Cuando tratan con datos propietarios, los suministradores retienen cierta información y no la comparten en el mercado. De todos modos, los suministradores que también ofrecen servicios puedes usar sus datos propietarios para crear servicios con los que pueden comerciar en el mercado. Para otros datos licenciados, los suministradores de información pueden crear libremente acuerdos de licencia que se extiendan más allá del mercado – por ejemplo, con socios estratéticos. Tanto la cantidad como los tipos de datos, junto con el alcance de las licencias para el uso de la información pueden variar respecto a los datos suministrados al mercado. Análogamente, los suministradores también pueden imponer acuerdos de licencia separados para datos con los que ya han comerciado en el mercado si los compradores pretenden utilizarlos bajo condiciones diferentes.

¿Cuáles son el papel y el potencial de creación de valor de la empresa del mercado de datos o de los corredores de datos participantes? El valor potencial de los datos diferirá dependiendo de si el mercado de datos está en la fase de arranque técnico o si ha logrado una completa comercialización (Diagrama 2). En el primero, el mercado actúa como un normalizador de datos, definiendo modelos de datos, formatos y atributos estándar para toda la información comercializada. Verifica sintácticamente todos los datos que entran en comparación con el estándar definido y gestiona y extiende continuamente el inventario de datos. Una vez que el mercado entra en el estadío comercial, se convierte en un agregador de datos. En este punto, además de normalizar los datos y verificar la información entrante, agrega los datos y los organiza en paquetes lógicos. Por ejemplo, permitirá a los usuarios combinar datos de una determinada región y ofrecerlos a proveedores de servicios.

Diagrama 2. Dependiendo del rol del mercado, la profundidad del valor añadido variará

Diagrama 2. Fuente: McKinsey.com

Elegir un modelo de monetización

Mientras que el licenciamiento tradicional proporcionará flujos de ingresos al mercado, los participantes pueden también desarrollar modelos transaccionales para monetizar los datos y servicios, con enfoques a-demanda como opción preferida. Con el licenciamiento tradicional, las empresas pueden dedicarse a acuerdos perpetuos o de una vez y recaudar dividendos de clientes usando diversos acercamientos. Por ejemplo, pueden firmar contratos con dividendos fijos y duraciones, renegociar contratos expirados, o obtener ingresos en el momento de la venta (este acercamiento final proporciona típicamente menos estabilidad en la predicción de ingresos). En el plano transaccional, las dos alternativas principales son servicios a demanda y de suscripción. Con los servicios a demanda, los consumidores o bien pagan por uso o bien eligen precios por volumen y pagan cargos basados en métricas como volumen de uso, número de incidentes o dividendos relacionados con el hardware. Las suscripciones pueden implicar tarifas planas – típicamente aplicadas con una base mensual o anual – o ofertas gratis/premium (“freemium”), que proporcionan lo básico sin cargo mientras que ofrecen características adicionales por una tarifa plana.

Otra opción de monetización es el modelo «toma y daca», que ofrece incentivos a los proveedores de datos para compartir su información. El incentivo puede ser monetario o tomar la forma de algo como datos altamente relevantes, agregados, como un incentivo para compartir. El mercado entonces agrega y anonimiza los datos y los ofrece junto con los servicios enfocados en datos a los clientes.

Un ejemplo de toma y daca es un servicio basado en internet que ofrece información geolocalizada en tiempo real de los vuelos de aviones. El servicio tiene según consta una de las mayores bases de datos en línea sobre aviación, cubriendo cientos de miles de aviones y vuelos así como grandes cantidades de aeropuertos y compañías aéreas. Los suministradores de datos reciben equipamiento de radio gratuito que recopila y transmite datos de los aviones y una afiliación gratuita de nivel de empresa a un servicio valorado en 500$ al año mientras transmitan datos. En otro caso, una gran oficina de crédito europea ofrece información de clasificación de crédito para consumidores y empresas. Los suministradores de datos proporcionan información que incluye actividades bancarias, acuerdos de crédito y arrendamiento, e impagos. A cambio, reciben datos de clasificación de crédito para individuos o negocios. Y aún otro mercado de toma y daca se enfoca en las analíticas de datos y rendimiento de la cobertura de redes de operadores móviles. Comercia con apps e información de cobertura a suministradores de datos a cambio de datos de convocatoria abierta que pueden generar mapas de cobertura de móviles y revela el rendimiento de un operador móvil por región y por tecnología (por ejemplo, para redes 3G o 4G).

Evaluando a la competencia

Una amplia variedad de servicios de datos comerciales existe actualmente, aunque esos servicios están en su mayoría en silos que se enfocan en temas específicos, como la sanidad, finanzas, comercio minorista o marketing. Esta balcanización proporciona una oportunidad nuevos y más holísticos modelos de negocio con datos. Una ventaja de la actual ubicuidad de proveedores de datos es que la mayoría de las empresas ya están familiarizadas con tratar con ellos. De hecho, algunas fuentes estiman que el 70 por ciento de las grandes organizaciones ya comprado datos externos, y probablemente todas ellas lo harán al final de la década. El valor potencial inherente en los mercaos de datos está atrayendo agentes clave de diversas de industrias avanzadas. Un conjunto de empresas aeroespaciales, por ejemplo, ofrecen sistemas que proporcionan orientación a clientes en áreas como mantenimiento y resolución de problemas. Esfuerzos similares están en marcha en las industrias de equipos agrícolas y de minería, entre otras.

El gran conjunto de datos de la IoT promete ayudar a las empresas a comprender las necesidades de los clientes, la dinámica del mercado y los problemas estratégicos con una precisión sin parangón. Pero en la persecución de esta meta, las organizaciones van a amasar cantidades de información inconcebibles en el pasado. El mercado de datos les ofrece una forma innovadora de convertir algunos de esos datos en dinero y cosechar los beneficios que crecerán al construir un ecosistema que se refuerce a sí mismo, permitiendo las convocatorias abiertas, dar soporte a la interoperabilidad, satisfacer las necesidades de datos de los clientes y mejorar la calidad de los datos.

Mi opinión

Bastantes años más tarde, después de haber traducido el artículo y haber trabajado un poco en bases de datos relacionadas con el agua, empiezo a entender lo que estos consultores querían decir con el artículo. Normalmente estos aprendizajes me vienen con algo de melancolía (podía haber avanzado más, haberme dedicado más a esto, a explicarlo bien y ponerlo en práctica, demostrando por medio de resultados que, en efecto, merecía la pena entrar en una economía de los datos). ¿Merecía la pena? Aprender siempre lo merece. No sé hasta qué punto somos económicos y fiables como agregadores, normalizadores, garantes del dato. Podría ser un papel a alcanzar en los próximos años. Creo que hay muchos campos en que la sociedad y la economía necesitan contar con información cierta, contrapesada, contrastada. En el del agua es patente que esto es necesario.

También tengo la sensación de que, en conjunto, estamos lejísimos de este paradigma ideal en que intentas saber algo para afrontar un problema ambiental, económico o social y cuentas con los datos para que la decisión que tomemos entre todos sea la mejor posible. Razón de más para luchar con más fuerza (o con más cabeza, mejor) en conseguir acercarnos a eso.

Principles of Karst Hydrogeology, por Antonio Pulido

Recuerdo que cuando era más pequeño me encantaba fisgonear en las estanterías de libros. Soy un poco rata de biblioteca, por si no os habéis dado cuenta. Y se ve que me viene de antiguo. En la facultad de ciencias de la Universidad de Granada, en la biblioteca del Centro Cultural Infantil que en tiempos estuvo en la calle Jardines, en el recodo del despacho de mi padre en el chalé, detrás de la mesa de despacho de algún jefe, director o trabajador con despacho, en un trastero de las oficinas de Emuasa, cualquier anaquel de esos me estaba llamando en silencio para leer los lomos torciendo el cuello, hojear al azar, soñar con tener tiempo y energía para leer tanto como apetecía leer. De los ratos de espera en la facultad de ciencias, que ahora me parecen paréntesis infinitos que debí aprovechar mejor, recuerdo esos libros magníficos, caros, prestigiosos, editados con mimo, de la Springer Verlag, con ese caballo de ajedrez y esa limpieza visual y de contenido. Libros de ciencia. Palabras mayores.

Ahora mi padre ha puesto su apellido y el de sus padres en el costado de uno de esos libros de la Springer Verlag, y ha ordenado, con la ayuda de mi madre, todo lo que ha aprendido y enseñado sobre lo que más le ha apasionado en su vida profesional: el Karst.

Fotos, diagramas, gráficas y mapas, alguno de los cuales recuerdo haber coloreado cuando se preparaba para obtener su merecida cátedra, sobreponiéndose a las derrotas (que siempre son provisionales), a las pequeñas traiciones (que sirven para abrir los ojos) y ganándose el apoyo y el respeto de su equipo, sus colegas e incluso de sus cordiales enemigos, que alguno tendrá, como todos tenemos alguno.

Podría ponerme en ridículo (un poco más) disertando sobre el contenido del libro, fingiendo una capacidad de la que carezco. Pero me parece más significativo hablar de la pasión por conocer, por comprender y explicar cómo funcionan las rocas partidas y disueltas cuando el agua las atraviesa y las moldea, las ahueca y las excava, las levanta como cúpulas, las derrumba en simas y poljés. Con tiempo todo se logra, el deterioro da paso a otras cosas, a formas bellas, a catedrales subterráneas, embalses enormes y ríos subterráneos, sifones donde exploradores subterráneos, los espeleólogos, se la juegan a ciegas por si hay alguna bolsa de aire al otro lado, antes de que se ahogue, grietas donde se exponen a la claustrofobia más aplastante y maravillas incontables en la oscuridad.

Como indica el subtítulo de este libro de texto de la serie Springer Texbooks, en él se exponen los modelos conceptuales, los análisis de series temporales y la explotación de aguas subterráneas, con esta estructura:

  1. Materiales kársticos y pseudokársticos
  2. Karstificación y formas
  3. Modelos conceptuales de acuíferos kársticos
  4. Análisis de hidrogramas
  5. Análisis de series temporales
  6. Modelos matemáticos
  7. Hidrogeoquímica y calidad del agua
  8. Exploración y explotación

Cada capítulo termina con un resumen y una serie de actividades propuestas para profundizar en ese mundo subterráneo del que se puede saber mucho más de lo que creemos a primera vista.

Os dejo aquí el aperitivo del «Front Matter» del libro para que os pique la curiosidad: Link

Del átomo (de la molécula) al bit

En una de mis visitas de trabajo a la Ciudad del Agua, en la zona franca de Barcelona, me encontré con este metro cúbico de metacrilato que se ve en el centro de la foto. Es un instrumento ya clásico para provocar la reflexión en diversos debates: si comparamos el precio de este metro cúbico de agua con el de un metro cúbico de agua embotellada, vemos un salto de tres órdenes de magnitud, y eso sin contar el coste ambiental de todo ese plástico yendo a parar al mar.

Pero en los recientes debates sobre la remunicipalización, lo de que el agua no es un negocio, etcétera, nos puede dar por pensar en si lo que venden las empresas privadas (y públicas, a ver si es que en Sevilla o en Madrid no hay que pagar por el servicio de agua) no es un metro cúbico de agua.

Si eso fuese así, el vídeo del hombre con bigote, pelo en pecho y cadena de oro metido en la bañera y repartiendo el agua de esa misma bañera de mala gana tendría algo de cierto. No se cobra por el agua. De hecho, quien cobra por el agua es el estado, con las concesiones administrativas y las tasas de utilización de agua. Se cobra por el servicio, por traer ese agua desde el subsuelo, los ríos, lagos, embalses o el mar hasta una instalación que permita potabilizarla, y después transportarla por una extensa red de tuberías, con bombeos que consumen energía eléctrica, con sistemas de control sanitario, sistemas de «control de trafico del agua», personas que aseguren que funciona todos los días, a todas horas, con las manos o con la cabeza. Y que recojan el agua usada hasta instalaciones donde se acondicione para devolverla al medio natural. Todo ello cumpliendo una cantidad de regulaciones comunitarias, nacionales, autonómicas y locales para garantizar la calidad del servicio, y al fin al cabo, del recurso que se entrega al usuario de ese servicio.

No se cobra por los átomos de agua, se cobra por entender y gestionar el proceso que asegura que lleguen a casa y se recoja de casa el producto usado. Si fuesen patatas o libros, no tendríamos estos apasionados debates que a menudo no tienen un fundamento sólido. Al hablar de agua conectamos con el animal que duerme en el centro de nuestros cerebros, en el paleocórtex, donde se desencadenan las respuestas instintivas a estímulos que no dejaban tiempo para pensar si lo que se quería era sobrevivir. Podríamos hablar de eso pausadamente, sin alegatos del tipo «yo primero», y entender las posiciones mutuas sin intentar aprovecharlas para lanzar mensajes que sean bien acogidos por los votantes. Se tomarían decisiones responsables que evitasen el despilfarro de recursos, cosa que ocurre en uno y otro bando mientras el medio se estropea cada vez más y nosotros, todos, somos ajenos a que estamos pidiendo más de lo que el planeta nos puede conceder.

Hoy en día, más que nunca, es necesario hablar sobre la base de datos objetivos. Las opiniones se agitan con tanta facilidad que pronto nos veremos apoyando disparates que nos dejarán sin margen de reacción. Las instalaciones que en siglos pasados se construyeron para que llegase el agua a los domicilios, para que las calles no fuesen un estercolero insalubre, necesitan un mantenimiento para seguir funcionando con fiabilidad. Los recursos deben administrarse con visión conjunta, dando prioridad a lo que va primero y dejándose de posturas interesadas disfrazadas de sabios consejos por el bien común. ¿Estamos preparados para eso?

Tecnológicamente sí. Disponemos de herramientas más potentes a cada día, a cada minuto que pasa. Podemos analizar conjuntos de datos cada vez mayores sobre cómo funciona cada sistema que compone este proceso, de sensores en miles de millones de dispositivos, de hogares hiperconectados, de sistemas para la telelectura del consumo en cada hogar, de apps para saber si mi casa consume más o menos que la media de hogares similares al mío, y que convierten en un juego el ser más responsable con el uso que cada uno hace del recurso. Tenemos máquinas que aprenden y que nos aconsejan a qué hora es mejor activar los bombeos para llenar los depósitos, que nos avisan de la llegada de una tormenta para que nos preparemos y evitemos desbordamientos del alcantarillado al medio, de instalaciones que regeneran el agua residual y permiten reutilizarla para regar y prevenir la escasez allí donde el recurso es escaso. Pero todo ese despliegue requiere invertir. No es un capricho, es supervivencia (de todos, no de las empresas de aguas). Mejor dejar de lado el postureo, por muy bien que quede decir que el agua es de todos, o precisamente porque el agua es de todos, es necesario hacer que sea sostenible abastecerse de agua.

Agua y tecnología, ¿oportunidad o riesgo?

El martes que viene voy a participar en una mesa redonda en el Palacio de Congresos de Tarragona dentro del programa de Ciberágora que organiza el Ayuntamiento de Tarragona. Me honra compartir mesa y turno para opinar en una potente jornada con grandes firmas y mentes despiertas que han pensado profundamente en cómo manejar el actual entorno de la mejor manera posible.

En Oriente no tienen estos problemas del dualismo. Aquí vemos una cosa, cualquiera, desde un insecto hasta un tráiler de 9 ejes, y tenemos que estar evaluándolo y hacerlo pertenecer a una categoría o su contraria. Bueno o malo, grande o pequeño, amenaza u oportunidad.  Y con la digitalización, o con la tecnología, nos pasa igual. Además, es llamativo que cada año la tecnología tenga que ser un nuevo tema. Que tenga que haber una nueva revolución, un salto cualitativo, una completa revolución “disruptiva”, una extinción de los dinosaurios cada año. Como con el partido del siglo y los momentos históricos, que actualmente tenemos unos tres por semana.

Lo cierto es que según recientes estudios, Europa está funcionando por debajo de su potencial digital. Acelerar la digitalización de sus actividades podría añadir billones de euros a su crecimiento económico en menos de una década.

El “nuevo” entorno digital está repleto de ambas facetas de esa dualidad, lleno de amenazas y oportunidades. Pregunten a un taxista qué piensa de Über. Pregunten a los reyes magos qué piensan de Amazon, a los periódicos de papel que quieren, ahora, limitar la reproducción de sus contenidos. O bien, pregúntense a dónde les apetece hacer una escapada de fin de semana y cómo evitar dedicarle tanto o más tiempo a encontrar el mejor lugar y el mejor precio para ello. Un artículo de McKinsey que leía recientemente lo comparaba con el mundo del surf. El nuevo entorno digital tiene tiburones bajo el agua en forma de competidores implacables que nos pueden echar literalmente del mercado, pero también ofrece la ocasión de surcar la mayor ola de la historia, permitiendo al más ágil en adaptarse anotar resultados varios órdenes de magnitud por encima de lo habitual.

Ese mismo artículo hablaba de un regreso a los clásicos para desplegar la estrategia de las empresas en este “nuevo” contexto. Se trata de volver a entender las leyes del mercado. Los oligopolios de grandes márgenes pueden haber permanecido sordos al rumor de la demanda insatisfecha de nuevos servicios, de servicios realzados con información, de experiencias de usuario perfectas (se espera el mismo estándar de experiencia para la tienda Apple que para la frutería de la esquina). O ciegos ante las oportunidades de simplificar y potenciar sus procesos de producción, sus sistemas de aprovisionamiento, producción y suministro al cliente, de cortocircuitar las asimetrías de información entre los que ofrecen y los que demandan, de utilizar las plataformas hiperampliadas que existen para comerciar. Y se pueden producir cambios graduales o cambios bruscos que provoquen una total ruptura con el pasado, combinando o no varios de estos ejes transformadores.

Hay amenazas bajo la superficie, pero también hay oportunidades esperando a los valientes que las exploren y las conviertan en nuevos modelos de negocio. Y en este entorno un mes de agilidad supone un abismo de resultados entre el que se atrevió y los que esperaron a la siguiente ola.

En el caso del agua, hace unos 20 ó 30 años, todos los directores generales de empresas de aguas andaban como locos buscando talentos que domasen las «nuevas tecnologías». Ninguno quería ser el último en montar sistemas informáticos de gestión de relaciones con los clientes, el «Telemando», el GIS o Sistema de Información Geográfica, y cómo no, la sectorización para reducir las pérdidas en la red de abastecimiento.

La tecnología como un precioso adorno para seguir funcionando como siempre, con estructuras – pirámide, con altos cargos que llevaban un séquito de informáticos para montar presentaciones multimedia (las transparencias de retroproyector eran los PowerPoint de entonces, casi igual de soporíferas y asesinas del espíritu crítico, pero se podía pintar sobre ellas con rotuladores indelebles).

Todos se apresuraron a desplegar sistemas de telecontrol, que se convirtieron en magníficas salas de karaoke para hacer un playback de cómo al pulsar un botón se abre o se cierra una válvula. Los GIS estaban llamados a tecnificar la plantilla y hacer una hoguera con los armarios repletos de planos en papel vegetal o copiados al amoníaco. Los modelos matemáticos eran una bola de cristal para saber qué iba a pasar antes de que pasara. La mano de obra del becario se iba a sustituir por mano de obra de administrativos informatizados y becarios disciplinados que rellenaban formularios y bases de datos y calibraban las rugosidades de las tuberías para que lo que la realidad del telemando se empeñaba en mostrar sobre las presiones coincidiese con la predicción a ciegas que hacía el modelo.

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¿Qué pasa hoy con la transformación digital en el mercado del agua? Lo primero, en mi opinión, es que casi nadie tiene muy claro qué es, o cómo aplicarla a nuestro sector, tan conservador, tan alérgico al riesgo, tan instalado, concentrado en el territorio (ciudades) pero diverso, con tantos reglamentos de servicio como municipios, con barreras de entrada, lobbies que escriben las normativas, enormes inversiones prescritas por los que rigen la ciudad pero que pagan, al final, los ciudadanos . Podríamos quedarnos en la butaca, cruzados de brazos pensando que lo que pasa en los demás sectores no va a pasar en este. Lleva tiempo pasando, de hecho.

Los dashboards integrales, la telelectura de contadores, los centros digitales de control, los servicios web y las apps que enriquezcan la experiencia de cliente, dándole un sentido transcendente a nuestra actividad empiezan a desembarcar. Timidamente, puede ser, pero cada flor digital de este campo invitará a otras a sumarse, y acabaremos haciendo un bosque en el casi nada va a ser como antes.

¿Seremos capaces de convertir en un juego el ducharse con cada vez menos agua, para que puedan competir con lo que consumen los vecinos de su barrio, e incluso ofrecer a nuestros clientes (antes se llamaban abonados=obligados) la posibilidad de que parte de su ahorro se destine a iniciativas sociales o a la recuperación ambiental de un espacio degradado en su entorno?

¿De inspeccionar infraestructuras antes inaccesibles usando drones con cámaras?

¿De simplificar el trámite, penoso, de demostrar que habitamos en una vivienda para darnos de alta del servicio?

¿De robotizar actividades repetitivas o sin valor y liberar capacidad para pensar más, mejor, y hacer más con menos?

¿Tendremos la habilidad digital de usar la sensórica para predecir cuándo conviene realizar un mantenimiento de un equipo crítico?

¿Podemos crear lagos de datos abiertos para que los nómadas digitales buceen en ellos, los combinen con otros orígenes y creen nuevos minotauros, quimeras útiles que aporten valor a la sociedad en su conjunto?

¿Nos capacitaremos para anticiparnos a las tormentas, coordinarnos con otros servicios de la ciudad para que la ciudad en conjunto se recupere antes de los impactos (que sea resiliente)?

Sí lo lograremos, de hecho en varios de estos casos ya lo hemos logrado. El futuro  presente es digital, es innovador, es social y es sostenible. Y va a girar cada vez más rápido.

Globalización del agua, por Arjen Hoekstra y Ashok K. Chapagain

Este es un libro que me llegó hace más de 6 años, cuando la empresa me ofreció realizar un master sobre gestión del agua. Tenemos un servicio de biblioteca nutrido de miles de referencias punteras en gestión del agua, diseño, organización empresarial, manuales técnicos. Una tentadora Alejandría de la que salió hace ya demasiado tiempo un ejemplar de esta obra de 2001 que fui leyendo a trozos. El otro día por fin lo devolví, ya era hora. Fue mi buena obra del día, como otro renglón que tacharía Earl en la lista que lleva en el bolsillo de su camisa.

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Casi todos hemos oído hablar del concepto de la huella de carbono, que representa las emisiones de gases de efecto invernadero como consecuencia de nuestras actividades, la forma de desplazarnos, de dónde viene la fruta de verano que comemos en invierno con la calefacción a todo vapor y la ropa que nos ponemos, hecha por modernos esclavos que no vemos pese a lo conectadísimo que está nuestro mundo.

En waterfootprint.org explican el concepto de la huella hídrica, que es análogo. Es una medida que representa la apropiación humana de agua limpia en volúmenes de agua consumida o contaminada. No es ni mucho menos algo sencillo de calcular, pero en 2001 Arjen Hoekstra y Ashok K. Chapagain tenían hechas las cuentas y unas conclusiones que debían compartir por el impacto en nuestra forma de ver nuestro ilimitado derecho al disfrute de bienes y servicios, medido exclusivamente en términos monetarios.

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La huella hídrica de un producto o servicio puede ser directa o indirecta, según si se incorpora el agua o si se utiliza y desecha posteriormente.

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Fuente: waterfootprint.org

La huella puede ser verde, azul o gris.

La huella hídrica verde es agua procedente de la precipitación que se almacena en la zona no saturada del suelo y se evapora, transpira o se incorpora a los tejidos de las plantas. Es particularmente relevante para los productos agrícolas, hortícolas y forestales.

La huella hídrica azul is es agua que ha sido captada de recursos superficiales o subterráneos y que o bien se evapora, bien se incorpora en un producto o se toma de una masa de agua y se devuelve a otra, o se devuelve en un instante distinto. La agricultura de regadío, la industria y el consumo doméstico pueden tener cada uno su huella hídrica azul.

La huella hídrica gris es la cantidad de agua limpia necesaria para asimilar los contaminantes para alcanzar estándares específicos de calidad de aguas. La huella hídrica gris considera contaminación de fuentes puntuales descargadas a un recurso de agua directamente a través de un tubo o indirectamente a través de escorrentía o infiltración en el terreno, superficies impermeables u otras fuentes difusas.

Mediante el concepto de agua virtual incorporada a una mercancía, es posible trazar mapas del tráfico virtual entre los países del mundo y ver cuán descompensados están los balances en numerosos países. Con los ejemplos de Holanda, que trafica con el café del mundo entero y básicamente con gigametros cúbicos de agua virtual y Marruecos, que produce en su clima árido gran cantidad de hortalizas a costa de una inmensa incorporación de agua, o del norte y el sur de China, que trasvasan agua del norte lluvioso al sur productivo de alimentos para que el sur se lo revenda de vuelta, saltan a la vista aparentes disparates que los autores, siendo prudentes, atribuyen a causas políticas, estructurales o de otro tipo que no han sido incluidas en el análisis.

El caso es que las decisiones individuales de millones de personas, influenciadas por la creación de tendencias de mercado, por estándares de bienestar social abismalmente diferentes de un extremo del mundo al otro, pueden, sumadas, torcer al mundo de un modo incontrolable e irreversible. Algunos ejemplos me dejaron rascándome la coronilla: Un café consume cuatro veces más agua que un té. Para hacer una gota de café se necesitan 1100 gotas de agua. No voy a hablar de los miles de litros de agua que hacen falta para producir una hamburguesa o unos vaqueros. El 20% de la desecación del mar de Aral se debe indirectamente a los hábitos de consumo en los países de la UE25.

Y este libro tiene ahora datos con 15 años de edad. ¿Nos cruzaremos de brazos, cómodos con el pretexto de que los chinos y los americanos tienen la culpa? Una cosa que me ha sorprendido leyendo este libro es que pese a que la huella hídrica de China y la India son las mayores del mundo, si lo dividimos por su número de habitantes, tienen la menor huella individual (o de las menores). ¿Qué pasaría si en vez de dar el pisotón con que Mao amenazaba al mundo quisieran vivir al ritmo occidental?

Agua y Derecho: Retos del S. XXI – Guillermo Mas

http://www.guillermomas.com/agua-y-derecho/

Más y más toallitas

A medida que se acumulan las toallitas en nuestros bombeos y depuradoras, los del agua intentamos acumular en los medios información para que la gente se conciencie del daño que causan.

Mi amigo Jaime Olmo me envía dos posts que han aparecido recientemente en iAgua:

AEAS explica los problemas y sobrecostes causados por el mal uso del sistema de saneamiento

http://www.iagua.es/noticias/espana/aeas/15/04/29/aeas-explica-problemas-y-sobrecostes-causados-mal-uso-sistema

La nueva ordenanza de saneamiento de Valencia prohíbe verter toallitas húmedas al inodoro

http://www.iagua.es/noticias/espana/ayuntamiento-valencia/15/04/27/nueva-ordenanza-saneamiento-valencia-prohibe-verter

Y yo le doy las gracias.

Hoy hablamos de agua y depuración con arquitectos del master de la Universidad de Cádiz

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Hoy me cabe el placer y honor de hablar de depuración junto a representantes de Aguas de Cádiz, el Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana y otras empresas de aguas en nombre de Hidralia. Un máster de arquitectos de la Universidad de Cádiz me van a oir charlar sobre depuración de aguas residuales con este prezi que pongo aquí:

Enlace al Prezi

 

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Tiempo para la acción

Hay que levantar la mirada de la mesa, de la cuenta de resultados, de las urgencias y actuar para que dentro de 40 años nuestra descendencia nos recuerde con orgullo. Y en el sector del agua no es diferente, no.

http://www.angelsimon.com/-/tiempo-para-la-accion

Galacidalacidesoxyribonucleicacid, o el homenaje de Dalí a Crick y Watson

Estos días, los buzones de correo del trabajo se llenan de felicitaciones navideñas y buenos deseos para el año entrante, a lo mejor una forma de penitencia por los cientos de correos que enviaremos en el año entrante (o por los enviados en el saliente) a nuestros contactos de trabajo, con peticiones, preguntas, exigencias de plazos y demás gestiones electrónicas que hacemos. A mí me gustan esas felicitaciones. He intentado contestarlas todas, y este año no he enviado ninguna que no fuese precedida por otra antes.

Tengo un compañero y amigo que usa esta costumbre de una forma muy original. Envía un cuadro (un Monet el año pasado, este año el que voy a comentar a continuación) que suele tener que ver con el agua, y una reseña sobre el mismo. Este año entró:

Galacidadalacidesoxiribunucleicacid, 1963

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DALI (1904-1989) – Salvador Dali Museum at FLORIDA (St. Petersburg)

El tema de esta pintura es el ciclo de la vida, la muerte y la resurrección. Un paisaje inundado llena el centro del lienzo, una alusión a una mortífera tromba de agua que tuvo lugar en Barcelona en 1963. Dios, en posición horizontal por encima del terreno inundado, alcanza su brazo hacia abajo para elevar a su Hijo hacia el Cielo. Según Dalí, los músculos del brazo de Dios se retuercen en la forma de una doble espiral. El cuerpo de Cristo, apenas visible, está desmoronado alrededor de una Virgen María vestida de blanco, con su cabeza y su brazo cayendo hacia la derecha de ella.

Este tema cíclico se refuerza con las formaciones en contraste a la derecha e izquierda de la obra. A la izquierda hay una molécula de ADN. A la derecha hay una serie de cubos compuestos de figuras que se sobran con armas unas a otras, las cuales dice Dalí que “representan un tipo de destrucción, como minerales en el proceso de aniquilarse a sí mismos». Así, entre la espiral que representa la vida y el cubo que representa la destrucción, que Dios resucite a Su Hijo ofrece esperanza a las víctimas barcelonesas y a todos los que sufren.

Dalí proclamó que Galacidalacidesoxiribunucleicacid “es mi titulo más largo en una sola palabra. Pero el tema es aún más largo: tanto como la persistencia genética de la memoria humana.» El título alude al descubrimiento de la firma en doble hélice de la molécula de ADN por Francis Crick y James Dewey Watson. Esta molécula contiene el código genético de la vida. Incluso antes de los científicos ganadores del premio Nobel hicieran este importante hallazgo, Dalí estaba obsesionado con las espirales. Su descubrimiento llevó a Dalí a declarar que la espiral representa la «persistencia de la memoria humana», enlazándola a su pintura de 1931 «La persistencia de la memoria».

Pues nada, gracias, Miguel!