La muerte de un mujeriego

A lo mejor hay una buena traducción al castellano de este artículo de wikipedia (yo no la he encontrado), o bien podría intentar otra invasión a Leonard Cohen, tras mi fallido intento con la enorme entrevista final que concedió a David Remnick, un redactor de The New Yorker poco antes de publicar «You want it darker«. En esa incursión fallida intercambié correos con alguien de Condé Nast que pensaba cobrarme por publicar en este blog una traducción hecha por mí y acotada con mis impresiones personales del artículo. Eso me pasa por preguntar. Así que ahora está por aquí, archivada en algún sitio y a lo mejor la hago disponible enviando un enlace y una contraseña a los lectores del blog que me la pidan. Por el momento, me conformaré con el primer plan: traducir el artículo y si alguien quiere ponerlo en la wikipedia en español, pues ¡adelante!

Portada de Death of a Ladies’ Man, de Leonard Cohen (1977). Fuente: wikipedia

Death of a Ladies’ Man (La muerte de un mujeriego) es el quinto álbum de estudio de Leonard Cohen, producido y co-escrito por Phil Spector. El álbum era en cierto modo una despedida del estilo mínimalista típico de Cohen, al utilizar el método de grabación del Muro de Sonido de Phil Spector, que incluía vistosos arreglos y múltiples pistas de instrumentos en superposición. El álbum se lanzó originalmente en Estados Unidos por Warner Bros, y en CD y en el resto del mundo por el sello habitual de Cohen, Columbia Records.

Lanzamiento: 13 de noviembre de 1977
Grabación: Junio y julio de 1977
Duración: 42:34
Sello: Warner Bros (lanzamiento original), Columbia (reedición)
Productor: Phil Spector

Contenido

  1. Trasfondo
  2. Grabación
  3. Portada del álbum
  4. Críticas
  5. Resultado comercial
  6. Versiones y actuaciones en directo
  7. Lista de canciones
  8. Elenco
  9. Listas
  10. Libro
  11. Referencias
  12. Enlaces externos

1. Trasfondo

A mediados de los años 1970, tanto Cohen como Spector estaban en un bajón comercial. Aunque seguía siendo popular en Europa, Cohen nunca había logrado el éxito en los Estados Unidos a que Columbia aspiraba. Spector había creado éxitos como «Be My Baby» y «You’ve Lost That Lovin’ Feelin’» con sus técnica de producción del «muro de sonido» en los años 1960, y obtuvo algo de éxito a primeros de los 1970 produciendo álbumes de John Lennon y George Harrison; sin embargo, su comportamiento se volvió cada vez más errático.

La locura fue en aumento cuando Spector se unión con Lennon para grabar un proyecto de viejas canciones de rock and roll llamado «Roots«, que al final apreció en 1975 bajo el título «Rock ‘n’ Roll«. Las sesiones tuvieron lugar en medio de una niebla de drogas, alcohol y un séquito de allegados mientras el atribulado Lennon atravesó ebrio su lamentable «fin de semana perdido» (lost weekend). En el libro de 2003 «Phil Spector: Wall of Pain», el biógrafo Dave Thompson recuerda un famoso incidente cuando Spector disparó una pistola en el estudio. «Oye Phil, si me vas a matar, mátame», observó Lennon con sequedad, «pero no me jodas los oídos, Me hacen falta». Esa conducta no le hizo ningún favor a la reputación de Spector, y a medida que los éxitos fueron escaseando se le veía cada vez más en la prensa del rock como una vieja gloria.

Como apunta Ira Nadel en las memorias de 1996 sobre Cohen «Various Positions: A Life of Leonard Cohen», hay distintas versiones sobre cómo Cohen y Spector se convirtieron en colaboradores:

Las notas del disco afirman que Marty Machat, que era el abogado de Spector así como el de Cohen, les presentó. Según Cohen, esto ocurrió entre bambalinas después de una de sus actuaciones en el Troubadour en Los Ángeles. Spector, de forma poco habitual, había dejado su bien protegido hogar para ver a Cohen, y en el espectáculo estaba extrañamente silencioso. Spector invitó entonces a Cohen a su casa, la cual, a causa del aire acondicionado, estaba helada, a unos «cero grados centígrados», recordaba Cohen… Spector cerró la puerta con llave, y Cohen reaccionó diciendo., «ya que estamos encerrados, podríamos escribir algunas canciones juntos». Fueron junto al piano y empezaron esa misma noche. Durante más o menos un mes escribieron (y bebieron) juntos y Cohen lo recuerda como un período generoso, aunque tuviese que llevar un abrigo casi todo el tiempo en la congelada casa de Spector.

El biógrafo Anthony Reynmolds escribe en el libro de 2010 «Leonard Cohen: A Remarkable Life» que su amiga y compatriota canadiense, la cantautora Joni Mitchell, trató de disuadir a Cohen de trabajar con Spector, ya que Mitchell había presenciado parte de la locura entre Spector y Lennon en Los Ángeles, pero inicialmente -al menos en la fase de escritura de las canciones- los dos se llevaron bien. El compositor John Prine, que también presenció las extravagancias del productor cuando fue invitado a su casa para componer juntos una canción, le dijo asombrado a Paul Zollo, de la revista Bluebird Railroad, que en cuanto Spector «se sentaba con un instrumento, estaba normal». Las cosas cambiarían cuando Cohen y Spector entraron en un estudio, con la paranoia del productor tomando el control y Cohen sintiendo cada vez menos apego por el proyecto.

2. Grabación

Spector usó tres estudios para el álbum, aunque su preferido seguía siendo el complejo Gold Star Studios situado en al 6252 del Boulevard de Santa Monica, cerca del cruce con la Vine Street de Hollywood. Spector reclutó un ejército de los músicos de estudio más prestigiosos de Los Ángeles para tocar en las canciones, incluyendo a los guitarristas Dan y David Kessel, los baterías Hal Blaine y Jim Keltner, y el intérprete de pedal steel Al Perkins, entre muchos otros. Era precisamente ante un nutrido público, sin embargo, que se activaba la faceta megalómana de Spector, y pronto Cohen se sintió abrumado. Hablando con Sylvie Simmons, de Mojo, en 2001, Cohen describió sus emociones en aquella época:

Era una de esos períodos en que era incapaz de hablar, y no estaba en condiciones de resistir la muy fuerte influencia de Phil y, al final, su apropiación del disco. Había muchas armas en el estudio y muchísimo licor, una atmósfera peligrosa en cierto modo. Tenía también guardaespaldas fuertemente armados. Le gustaban las armas – a mí también me gustaba, pero normalmente no llevo una encima, y es difícil ignorar un 45 sobre la consola. Cuando estaba trabajando a solas con él, era muy amable, pero cuanta más gente hubiese en la sala, más salvaje se ponía Phil. No podría evitar admirar la extravagancia de su actuación, pero al final no podía mantenerme firme.

Durante una enigmática interacción detallada en las biografía de Cohen escrita por Ira Nadel, Various Positions, Spector apuntó con una pistola cargada a la garganta de Cohen, la amartilló, y dijo, «Te quiero, Leonard». Quedamente, Cohen respondió «Espero que me quieras, Phil». Nadel también escribió que la grabación de la pista de nueve minutos que da título al álbum comenzó a las 7:30 de la tarde y duró hasta las 2:30 de la mañana con los músicos de sesión trabajando a cuádruple turno, algo típico del conjunto de las sesiones. Otra noche, el poeta Allen Ginsberg y Bob Dylan pasaron por allí y Spector les ordenó que cantasen los coros en la escandalosamente burlesca «Don’t Go Home with Your Hard-On» («No te vayas a casa con esa erección»). La mayoría de las canciones trata temas de sexualidad desbocada y voyeurismo brutal, como en «Paper Thin Motel» («Motel fino como el papel») : «The walls of this hotel are paper thin/ Last night I heard you making love to him» («Las paredes de este motel son finas como el papel / Anoche te oí haciendo el amor con él»), y están expresadas en el grandilocuente despliegue de esplendor sónico de Spector. La boyante «Fingerprints» («Huellas dactilares») es una pieza folklórica llena de violines que recuerda el amor de Cohen por la música country. Las versiones tempranas de «Iodine» («Yodo», llamada entonces «Guerrero») y «Don’t Go Home with Your Hard-On» fueron presentadas en concierto ya en 1975 (con música atribuida a John Lissauer) y están ampliamente disponibles en grabaciones pirata. Como informa Anthony Reynolds en sy biografía de 2010 de Cohen, las sesiones ni siquiera terminaron «oficialmente»:

Un día Phil simplemente dejó de volver por el estudio, quedándose con todas las cintas (como hizo con los masters de Lennon) y continuando para mezclarlas a solas. Cohen estaba atónito. No consideraba sus voces grabadas como versiones definitivas en absoluto. Por lo que a él respectaba no eran más que voces de «guía» para beneficio de los músicos. Esperaba haber podido dedicar tiempo a mejorar su forma de cantarlas, pero con Spector teniendo las cintas como rehenes en un lugar desconocido eso parecía ahora imposible, a menos que llevase a su propia pandilla de guardaespaldas a derrotar a los de Spector. «Tenía la opción de contratar mi propio ejército privada y luchar con él sobre esto en Sunset Boulevard o dejarlo correr… lo dejé correr».

El hijo de Marty Machet, Steven, cerró un trato con Warner Bros. para lanzar el disco, un disco sobre el que Cohen siempre albergó emociones encontradas. «Estoy demasiado avergonzado de la verdad sobre lo que ocurrió allí», confesó Cohen a Adrian Deevoy, de l revista Q, en 1991. «La gente se resbalaba con las balas del suelo, las armas acababan en las hamburguesas, había armas por todas partes. No era un sitio seguro. Era un caos, pero era parte de la época. Las drogas tenían bastante que ver. Pero me gusta Phil, y el instinto era acertado. Lo haría de nuevo». En una entrevista para el documental de 2005, «I’m Your Man«, Cohen expresó su decepción con el disco y dijo que sentía que las canciones «se habían alejado» de él; también que era el favorito de los «punks» así como de su hija. Para cuando salió al mercado, sin embargo, fue mucho menos generoso en su respuesta pública acerca del álbum, llamando la producción de Spector «una catástrofe»[1]. De las ocho piezas del álbum, «Memories» («Recuerdos») fue la única que Cohen tocó con regularidad en sus conciertos (en las giras de 1979, 1980 y 1985). Al parecer la canción le gustaba lo suficiente para incluirla en su película artística experimental «I Am a Hotel«, como la única pieza no instrumental junto con otras cuatro canciones que han cosechado, en general, una mejor respuesta de sus seguidores: «Suzanne«, «Chelsea Hotel #2», «The Guests» («Los invitados») y «The Gypsy’s Wife» («La esposa del gitano»). Una versión «des-Spectorizada» de «Memories» acabó publicada cuando el álbum de Cohen «Field Commander Cohen: Tour of 1979» se lanzó en 2001. Esta versión incluye un solo de saxofón distinto del de la versión del álbum.

En 1978, Cohen publicó un libro de poesía con el título ligeramente modificado «Death of a Lady’s Man» (La muerte de un hombre de una sola mujer). No tiene nada en común con el álbum, con sólo una excepción: contiene el poema «Death of a Lady’s Man», que es idéntico a la letra de la canción que titula el álbum.

3. Portada del álbum

La foto mostrada en la portada de Death of a Ladies’ Man es muy similr a la del álbum de Art Garfunkel de 1975 Breakaway. Las notas de la edición del álbum de Cohen desvelan que la foto fue tomada por un «fotógrafo ambulante anónimo en un restaurante polinesio olvidado». Muestra (de izquierda a derecha) a Eva LaPierre, Cohen y Suzanne Elrod, madre de Adam y Lorca Cohen.

Portada de Breakaway, de Art Garfunkel (1975). Fuente: wikipedia

4. Críticas

Death of a Ladies’ Man fue publicado provocando una confusión generalizada y críticas generalmente negativas, dejando aturdidos a muchos fans irredentos de Cohen. Rolling Stone tituló su reseña con «La pesadilla doo-wop de Leonard Cohen» y observó: «Demasiado del disco suena como el extrovertido más ampuloso del mundo produciendo y arreglando al introvertido más fatalista del mundo». The Toronto Star declaró en grandes caracteres «Leonard Cohen es para sádicos musicales». Mientras que defiende el álbum, el articulista Dave Thompson de Allmusic concede: «También es verdad que una escucha superficial del álbum sugiere que todo esto no era más que una mezcolanza de nociones locas lanzadas al aire para ver dónde aterrizaban»[2]. En 2010, el biógrafo de Cohen, Anthony Reynolds, seleccionó elogiar únicamente «True Love Leaves No Traces» (El amor verdadero no deja huellas), describiendo la canción, cantada por Cohen con Ronee Blakley, como «tan luminosa y bella como cualquier cosa que cualquier hombre pudiese dejar grabado en cinta».

Valoraciones reseñadas
FuenteValoración
AllMusic4/5 [2]
Christgau’s Record GuideB-[3]
Soundsfavorable [4]

5. Resultado comercial

Hasta 1978, el álbum fue uno de los más vendidos de Cohen en Suecia.[5]

6. Versiones y actuaciones en directo

Death of a Ladies’ Man ha inspirado menos versiones que ningún otro álbum de Cohen, pero tanto «True Love Leaves No Traces» como «Don’t Go Home With Your Hard-On» fueron versionadas en el álbum de tributo «I’m Your Fan» [Link Spotify]. Las canciones fueron interpretadas por Dead Famous People y el dúo de David McComb y Adam Peters, respectivamente. «Memories» también ha sido versionada al menos cinco veces por otros artistas, que incluyen a John Danielle de The Mountain Goats y Will Toledo de Car Seat Headrest, aunque el último modifica considerablemente la letra. «Iodine» obtuvo, que se sepa, tres interpretaciones en la gira europea de Cohen de 1979. The Last Shadow Puppets interpretaron una versión de «Memories» en su gira de otoño de 2008. El cantante sueco Svante Karlsson mencionó el título del álbum en la canción «I Nöd & Lust» (del álbum de 2010 «Tro Inte Att Du Känner Mig») en la que el personaje femenino lo escucha en sus auriculares durante un viaje en tren. En 2013, Guitars and Bongos Records publicó la versión de Greg Ashley del álbum Death of Ladies’ Man al completo. Kimberly Morrison, también conocida como «The Duchess», de The Duchess and The Duke! aportó algunos coros. La foto de portada de Greg imita la foto original de Cohen, pero reemplaza las mujeres por dos maniquíes.[6]

Portada de la versión íntegra de Death of a Ladies’ Man por Greg Ashley (2013). Fuente: Guitars and Bongos

7. Lista de canciones

Todas las canciones son de Leonard Cohen (letra) y Phil Spector (música)

Cara A

  1. «True Love Leaves No Traces» – 4:26
  2. «Iodine» – 5:03
  3. «Paper Thin Hotel» – 5:42
  4. «Memories» – 5:59

El cierre incluye una cita del single de 1958 de The Shields «You Cheated, You Lied»[7][8], y una referencia al cantante pop de la era clásica Frankie Laine.

Cara B

  1. «I Left a Woman Waiting» – 3:28
  2. «Don’t Go Home with Your Hard-On» – 5:36
  3. «Fingerprints» – 2:58
  4. «Death of a Ladies’ Man» – 9:19

8. Elenco

  • Art Blaine – guitarra
  • Hal Blaine – batería
  • Ronee Blakley – coros, aparece en «True Love Leaves No Traces», «Iodine» y «Memories».
  • Bobby Bruce – violín
  • Brenda Bryant – coros
  • John Cabalka – dirección artística
  • Conte Candoli – trompeta
  • Leonard Cohen – autor, voz
  • Ron Coro – diseño
  • Jesse Ed Davis – guitarra
  • Billy Diez – coros
  • Steve Douglas – flauta, saxofón, vientos
  • Oma Drake – coros
  • Bob Dylan – coros
  • Gene Estes – percusión
  • Venetta Fields – coros
  • Gerald Garrett – coros
  • Terry Gibbs – percusión, vibráfono
  • Allen Ginsberg – coros
  • Bruce Gold – ingeniero, ingeniero ayundante
  • Barry Goldberg – teclados
  • Tom Hensley – teclados
  • David Isaac – guitarra
  • Pete Jolly – tecldos
  • Jim Keltner – btería
  • Dan Kessel – órgano, sintetizador, guitarra, teclados, coros
  • David Kessel – guitarra, coros
  • Clydie King – coros
  • Sneaky Pete Kleinow – guitarra, pedal steel, guitarra
  • Michael Lang – teclados
  • Larry Levine – ingeniero
  • Charles Loper – trombón
  • Sherlie Matthews – coros
  • Bill Mays – teclados
  • Don Menza – flauta, saxofón, vientos, arreglos de viento
  • Jay Migliori – saxofón
  • Art Munson – guitarra
  • Bill Naegels – diseño
  • Ray Neapolitan – bajo eléctrico y contrabajo
  • Al Perkins – pedal steel, guitarra slide
  • Ray Pohlman – bajo, guitarra
  • Emil Richards – percusió
  • Don Randi – teclados
  • Jack Redmond – trombón
  • Bob Robitaille – sintetizador, ingeniero ayudante, programación de sintetizadores
  • Devra Robitaille – sintetizador, productora
  • Stan Ross – ingeniero ayudante
  • Phil Spector – guitarra, compositor, teclados, coros, productor, arreglos vocales, arreglos rítmicos
  • Nino Tempo – arreglista
  • Bill Thedford – coros
  • Julia Tillman Waters – coros
  • Oren Waters – coros
  • Lorna Willard – coros
  • Robert Zimmitti – percusión

9. Listas

Lista (1977)Máxima posición
Álbumes Australia (Kent Music Report)[9]85
Álbumes Noruega (VG-lista)[10]20
Álbumes Suecia (Sverigetopplistan)[11]15
Álbumes Reino Unido (OCC)[12]35
Posiciones del álbum en listas de ventas (fuente: Wikipedia)

10. Libro

Cohen publicó el libro Death of a Lady’s Man en 1978. No tiene nada en común con el álbum, con sólo una excepción: contiene el poema «Death of a Lady’s Man», que es idéntico a la letra en la canción que da título al álbum.

En 2009, el escritor escocés Alan Bissett lanzo su tercera novela, Death of a Ladies’ Man, que hace referencias a Cohen por todo el texto.

11. Referencias

  1. ^ Nadel, Ira B. Various Positions: A Life of Leonard Cohen. Pantheon Books: New York, 1996.
  2. ^a ^bReseña en Allmusic
  3. ^ Christgau, Robert (1981). «Consumer Guide ’70s: C»Christgau’s Record Guide: Rock Albums of the SeventiesTicknor & FieldsISBN 089919026X. Consultada el 23 de febrero de 2019 – via robertchristgau.com.
  4. ^ Reseña en Sounds magazine 
  5. ^ Schulman, Leif (21 January 1978). «From The Music Capitols Of The World – Stockholm». Billboard. p. 122. Consultada el18 de septiembre de 2019.
  6. ^ «Guitars and Bongos Records.» Product RSS. N.p., 2013. Web. 06 Abr. 2015.
  7. ^ «The Shields- You Cheated». YouTube. 12-04-2008. Consultado el 10-01-2012.
  8. ^ «You Cheated, You Lied Lyrics The Shields». Mp3lyrics.org. 1926-03-27. Consultada el 10-01-2012.
  9. ^ Kent, David (1993). Australian Chart Book 1970–1992. St Ives, N.S.W.: Australian Chart Book. p. 68. ISBN 0-646-11917-6.
  10. ^ «Norwegiancharts.com – Leonard Cohen – Death of a Ladies’ Man». Hung Medien. Consultada el 24 de noviembre 2016.
  11. ^ «Swedishcharts.com – Leonard Cohen – Death of a Ladies’ Man». Hung Medien. Consultada el 24 de noviembre de 2016.
  12. ^ «Leonard Cohen | Artist | Official Charts»UK Albums Chart. Consultada el 24 de noviembre de 2016.

12. Enlaces externos

El sonido de los Beatles, por Geoff Emerick y Howard Massey

Este libro me lo ha prestado mi padre, que ha sido un consumado fan de los 4 fabulosos desde que le conozco (y va para 46 años de eso). Recuerdo un viaje en coche con él al volante y como cassette-jockey del 131 rojo que le vendió un militar de Ceuta retirado. Yo estaba mareado por las curvas de la Alpujarra y empezó a sonar la cara B de Abbey Road. A lo mejor por esas piezas progresivas, a lo mejor por el latazo de Maxwell’s silver hammer, Abbey Road era uno de los discos que me hacían protestar si sonaban en el coche. Cuando mi paladar auditivo infantil detectaba sabores lejanos al pop de menos de tres minutos, mis sistemas pasivo-agresivos de protesta se ponían en marcha. El caso es que en aquella ocasión yo debía de estar en modo de ahorro de energía y me resigné a escuchar sin quejarme. Toda la suite de Paul en estado de gracia en la cara B entró de principio a fin, y Ringo redoblaba como a mí me hubiera gustado redoblar si yo hubiese sido zurdo, hábil, discreto y abnegado. El caso es que mi padre me enseñó a disfrutar de lo Beatles, desde pequeño yo leía en las galletas de los LP’s esas absurdas traducciones de los títulos y las liner notes propagandísticas que llevaban al dorso de la carpeta algunos de ellos. Y por el camino aprendí a escuchar la música, los instrumentos y las voces.

Geoffrey Emerick es un técnico de sonido. Aprendió a capturar sonidos con una grabadora de cinta. Se ganó el puesto sacando partido a las limitaciones técnicas, superándolas en grabaciones de los Beatles que ahora son el patrón de cómo debería sonar un grupo de rock. Rubber soul, Revolver o la sobreproducida Sgt. Pepper’s no habrían sido lo mismo sin su artesanía. Es más, los pelos de punta que se me ponen cada vez que escucho Paperback writer no estarían a mi disposición con solo darle al play.

En este libro, Geoff se despacha a gusto, ayudado por Howard Massey, con lo que le gustaba (Paul McCartney, principalmente) y lo que no de los Beatles. De mayor a menor desmitificación, creo que el orden es George, John y Ringo. De George (Harrison) dice que era bastante antipático, que había que hacer cientos de tomas para que atinara con sus solos de guitarra, que sus canciones eran mediocres y que al final de su carrera fue revelándose. De George Martin mi resumen, filtrado por mi desmemoria, dice básicamente que todo el trabajo brillante era de él mismo, Geoff, aunque es amable con sus modales aristocráticos y la paciencia que tuvieron que tener con los cuatro fabulosos. De John dice pocas cosas nuevas, su miopía, pereza y simplonería compositiva y creativa, y los caprichos locos de cuando se llevó a Yoko a vivir al estudio y llenarlo de visitas. A Ringo lo pone como un soso tímido y apocado. Me da igual. No voy a dejar de ser fan de los Beatles por mucho que el mago de las cintas magnetofónicas presuma de lo bien que lo hizo. Lo hizo extraordinariamente bien, para qué nos vamos a engañar. Es un libro interesante de cotilleos de rock, que está bastante bien escrito, se lee de varias sentadas agradables y que anima a volver a escuchar los discos de los Beatles otra vez más, y luego otra.

Granadas en Huelva

Llevo demasiado tiempo sin postear nada en mi blog. He estado ajetreado. Todavía lo estoy, pero empiezo a levantar cabeza.

Esto es para errecé y su colección de Granadas. Éstas están en Huelva, en la Bohemia, un bar con unas tapas muy interesantes.

En la Bohemia siempre hay tapas y platos fuera de carta para probar sabores curiosos, y las raciones son generosas. Especial mención merece la música que ponen. Aquí escuché por primera vez Kurt Vile:

Chemical Brothers, Let Forever Be

Un pedazo de vídeo de Michel Gondry para un loop de batería recortado y Noel Gallagher preguntando qué tal sienta despertar en el sol. Vértigo psicodélico infernal y trepidante, caleidoscopios de una chica que siente hacer las cosas miles de veces, un insulto a la rutina, una salida de pista espectacular.

En esta entrevista uno de los integrantes de los Chemical Brothers, Tom Rowlands da  más pistas sobre el proceso creativo del vídeo y Noel Gallagher dice que le habría gustado tocar él la batería:

¿Cómo se programa el orden de las canciones de un mp3 de coche como este?

El aparato en cuestión

A lo mejor alguno de mis 5 lectores sabe cómo se puede controlar en qué orden se reproducen las canciones que guardas en un reproductor como éste. Hay muchos modelos con carcasas parecidas, pero con la misma pantallita azul y, seguro la misma electrónica y la misma (i)lógica dentro.

Se conecta por USB al ordenador, y a un cargador de mechero que tiene una ranura USB (y que de paso sirve para cargar móviles vía USB!). Cuando está conectado al cargador del mechero empieza a emitir por FM, en la frecuencia que le configures, la música que tienes guardada en la memoria flash. Pero, pasar las canciones una a una es lento (hay un lapso de un par de segundos hasta que lo hace, ya sea por el pequeño mando a distancia, ya sea pulsando los botones que tiene a derecha e izquierda el aparato.

El caso es que si numero los nombres de archivo desde el PC, el aparato los reproduce como le apetece. A lo mejor hay que renombrar los «tags» de los MP3. No lo sé, ¿alguien lo ha probado? ¿Alguien conoce programas gratis que renombren los tags a lo bruto, con más facilidad que el #$€&% reproductor de Windows Media?

The Beatles – Abbey Road

A menudo la afinidad por un disco u otro no depende del todo de la música, sino de lo que ésta nos recuerda, lo que estábamos haciendo cuando lo escuchamos por vez primera, o alguien dulce que era aficionado incondicional, o un día triste que se enmendó por el abrazo de la melodía.

Hay sensaciones subjetivas que uno quisiera universales, como el Shoo con que «Come together» comienza, unido a esas palmadas con eco (al estilo de los estudios Sun donde Elvis se ponía a 20 metros del micrófono para retumbar aún más), unido indisolublemente. Lo que este disco me recuerda es que en mi infancia, cuando mi padre nos lo ponía en casa o en el cassette del coche, yo me preguntaba dónde se podría conseguir el instrumento que hacía ese Shhhhhukuk! tan vacilón, como si fueran unos palitos que mandan callar antes de sonar, para que oigas mejor el resto. Come together parece la pieza de estudio donde cada instrumento tiene el sonido más redondo que se puede lograr. Un bajo trotón, masticable y a veces deslizante, como un chicle dulzón y jugoso. Una batería con parches de cuero en el punto de desgaste justo, como el que buscas en una cartera de piel, a punto de agujerearse, pero flexible y manejera, con los platos guardados exactamente una semana en el sótano para que el óxido le muerda el oído al que se acerce demasiado. La guitarra acompaña calladamente el principio, meciendo un rock discreto, a la espera de que a medida que avanza el tema pueda ponerse respondona con la voz de Lennon, 2, como diciéndole: » A ver si ahora puedes imitar esta melodía, llevándole la voz cantante al cantante.

Spacemen 3 – Recurring

Después de la inmensa cumbre (artística) de «Playing with Fire» (o fondo abisal de su salud), Sonic Boom (Peter Kember) y Jason Spaceman (Jason Pierce) se llevaban a matar, hasta el punto de que cada uno grabó una cara del LP sin contar en absoluto con el otro. Cuanto más conflicto y más dolor, más crece el arte.


Desde Big City hasta Set Me Free, Sonic se recrea en un mundo de teclado casio, drones, zumbidos y fantasmales voces reverberantes que en una de sus últimas ocasiones de estar en gracia consigue trasladar al oyente a sus artificales paraísos del espacio exterior. Delicias con tópicas declaraciones de amor a una mujer en polvo y cucharilla.

En el otro lado, Jason está muy triste, hipnotizado y con más capas de sonido que una cebolla. La reverberación también está presente, y la habilidad para crear cimas de sonidos acumulados es mayúscula. Parece el manual del usuario de Spiritualized.

Recuerdo que hace años me dedicaba a emborronar libretas escribiendo que Jason era un vulgar currante que aprovechaba los destellos intuitivos del gandul de Sonic, y puede que sea cierto, aunque ahora, un poco más crecidito, pienso que el gandul de Sonic se dejó esquilmar por Jason y le está bien empleado, pues si no, nos habríamos tenido que conformar con un interminable drone o con una tecla del casio pegada con cinta adhesiva para que suene todo el rato mientras él babeaba su adicción.