Hay tiempo de sobra cuando usas el tiempo que tienes

Este artículo de Benjamin P. Hardy me ha resultado muy inspirador. Es un autor motivacional que recomienda duchas frías, días de ayuno y cosas así cuando se pone extremista, pero que en este caso se modera y en mi opinión aparece algo más centrado que de costumbre.

En primer lugar, en esta era de distracciones y aislamiento apantallado, es difícil que estemos presentes donde realmente estamos. Vemos gente por la calle absorta en su móvil a punto de cruzar una avenida repleta de tráfico, o nos pillan a nosotros cautivados con las novedades del trabajo, del email, del WhatsApp o del blog que más gracia nos hace. Minuto a minuto la vida se nos escapa entre los dedos, y en vez de jugar con nuestros hijos o sobrinos estamos navegando por internet con cara de bobos y mortalmente aburridos. Hay que asegurarse en todo momento de estar aquí y ahora. Conciencia del presente y del contexto.

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Sal de la máquina. Fuente: http://www.todocoleccion.net

En segundo lugar, no basta con elegir cosas buenas para hacer. Hay miles de cosas buenas. ¿Cuál es la mejor? Si no es algo que nos vuelva locos de entusiasmo, lo mejor es no hacerlo. Hay que elegir lo mejor. ¿Cuál es el mejor uso que puedo hacer de mi tiempo en este momento? Para saber eso debes conocer tu contexto, tienes que haber dado el paso del párrafo anterior, eso está claro.

En tercer lugar, elige siempre el camino difícil. El camino menos frecuentado, como decía Robert Frost, es el que realmente crea una diferencia. ¿Qué haces cuando suena el despertador, darle para que se calle y vuelva a sonar en un rato o te levantas y te pones en marcha,  te despiertas antes que el despertador? Hay una enorme diferencia entre estas opciones. Cada situación ante la que nos encontramos en la vida es una bifurcación, y si somos capaces de elegir de forma sistemática, casi automática, el camino difícil, la suma de todas esas decisiones nos llevará a donde realmente queremos estar.

En cuarto lugar, hoy mismo es el día en que puedes convertirte en la persona que quieres ser. Un ejercicio de Stephen Covey que puede aplicarse aquí es el de imaginar tu propio funeral (o tu octogésimo cumpleaños, si eso te da mucha grima). ¿Qué dirán de ti quienes te conocieron? ¿A quienes ayudaste a crecer y desarrollarse? ¿Cuál fue tu huella en el mundo y en la memoria de los demás? Eso aclara bastante las cosas. Tienes que tener clara tu visión, tus metas, tus valores. La mayoría de las personas, al parecer, piensa como mucho en un futuro a 1-3 años vista, y entre este grupo, en realidad casi todos vivimos pensando en la semana próxima y poco más. Los contextos cambian continuamente y sin un puerto al que dirigirte, ningún rumbo es bueno para tu barco. Sólo tienes tiempo y energías para lo mejor, lo bueno está bien, pero pensar en tu vida en conjunto como un todo es lo que de verdad te acercará a tus metas.

La quinta idea es que hay que darlo todo a lo que de verdad importa, y olvidarse de todo lo demás. Yo sufro mucho del problema de querer abarcar demasiadas aspiraciones, y en numerosas ocasiones he dejado mis tres, 5 o 15 objetivos a medio hacer, por no haber elegido uno de ellos el primero. Elegir una cosa es duro, pero es peor defraudar cinco de nuestras elecciones por no haber querido sufrir el desapego de descartar cuatro de ellas desde el comienzo.

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Aduéñate de tu mente. Fuente: https://www.theodysseyonline.com/thoughts-everyone-secretly-has-that-prove-were-all-terrible-people

Por último, eres la suma de todos tus pensamientos. En qué piensas cuando no tienes necesidad de pensar determina quién eres. Por eso esa visión de futuro, de empezar con el final en mente, resulta de tanto impacto. Piensa diariamente, en medio del silencio del amanecer o de justo antes de acostarte, en tus metas, en lo que quieres conseguir, en lo que te está acercando a ello y lo que no. Escribe un enunciado de tu misión en la vida. No hace falta que sea morir en Marte, y no de un choque, como quiere Elon Musk. Basta con tratar a tu mente como un jardín que debes cuidar con regularidad para que no se convierta en una selva. Hay que sembrar para recoger, cultivar tus plantaciones para que con el tiempo dén sus frutos, y eso es un trabajo continuado y paciente que sin duda merece la pena.

  1. Estate presente
  2. Escribe tus valores y metas
  3. Elige lo difícil y correcto
  4. Elimina lo que te distrae de lo mejor
  5. Sé el dueño de tus pensamientos

Si quieres, claro está.

La revisión semanal del canasto.es

Cada semana recibo un mail de Jeroen Sangers con lo que ha escrito esta semana y dos o tres cosas que ha leído, junto con publicidad de sus cursos de productividad.

Y esta semana os lo reproduzco aquí, pero apuntando directamente a las fuentes de las que ha bebido:

El poder de las Tareas Más Importantes. Cuando tienes demasiadas opciones te puedes ver como Syd Barrett recién salido (expulsado) de Pink Floyd; muchas ideas, poco producto. Restringe esas opciones como si fueras conduciendo en la niebla y seguro que avanzas más.

Francisco Sáez (facilethings) nos explica cómo delegar con eficacia en un artículo limpio y claro (como siempre), esta vez en la línea de Stephen Covey.

La lista Algún día/Tal vez está llena de esos sueños que quieres cumplir antes de abandonar este valle de impuestos, lágrimas y obligaciones. En DuTuDu nos explican cómo trocear esa lista (que suele crecer como un castillo hinchable) para poder avanzar en ella y sentirnos realizados.

Diagrama de los 7 hábitos de Stephen Covey

Es verdad que su afición por las prioridades ha sido superada por el método Getting Things Done de David Allen, pero mis primeros pinitos hacia tomar el control (no digo que lo haya conseguido aún) y lograr más cosas alineadas con mi propósito los hice inspirado por el libro de Stephen Covey.

Tenía este resumen en mi carpeta esperando a que lo pasase a limpio más de un año ya. Hoy le llegó el turno.

[Edición 14/5/2016: Añado otra versión del dibujo, con otros colores]

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Y en versión Prezi: (LINK)

 

The Deadline, Getting Things Done y los pomodoros

Parece que el otoño es la época en que vuelves con las pilas cargadas y lleno de buenos propósitos dispuestos a estrellarte pasados unos 45 días, algo en la línea de lo que contaba Jenny Moix en El Pais semanal a finales de julio. Nos ponemos metas que hacen mucha ilusión, pero a medio camino nos damos cuenta de todos los tropiezos que se pueden encontrar por el camino, de que casi todo cuesta más trabajo hacerlo que imaginarlo. Vamos, que  «llenamos el ojo antes que la tripa» y a media temporada nos cae encima un bajón, y nos sentimos incapaces, frustrados. ¿Hay alguna escapatoria para todo ese sufrimiento privado, casi almorránico?

ilustracion tomada de michalhyatt.com

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Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva

Stephen Covey es un autor de libros de autoayuda con el que podemos estar o no de acuerdo, pero que termina haciéndote pensar en el centro de las cosas, que muestra un poder vital, unas convicciones y una determinación contagiosos, envidiables. Con el master me ha tocado volver a visitarlo varias veces, la última por un ejercicio sobre «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva«. Nos han entregado un ejemplar nuevecito a cada uno y nos toca pensar en cómo aplicaríamos esto de los principios inmutables que gobiernan nuestra interacción con el mundo a la vida, en el trabajo, en nuestros sueños y afanes.
Es un libro sumamente rico en contenidos, destilado a lo largo de años y años de lectura, de trato con personas de todas partes, un resumen monumentalmente bien consolidado de todas esas experiencias, puro orden. Da un poco de miedo ser tan organizado a veces. Pero si te fijas en otras partes del libro, también te propone que dejes tiempo para todo, que equilibres los aspectos de tu vida. Supongo que a cada lector le llamarán la atención aspectos distintos del libro, los que complementen su paradigma, el esquema o mapa mental que cada uno de nosotros recorre esta vida.

Expone este autor que todo lo queramos cambiar en nuestra vida empieza desde dentro hacia afuera. Si quieres que la gente te sonría, tendrás que aprender a sonreír tú antes. Tiene sentido. Los principios que presenta son, en sus palabras, universales, son leyes naturales como la ley de la gravedad, que no pueden ignorarse sin riesgo de un grave batacazo.

El problema es que cada vez que releo este libro, quizá por pillarme en un estado vulnerable, o por lo influenciable que supongo que soy, acabo pasando unos meses de zozobra, de exceso de autoexigencia. Seguramente no sea culpa del libro sino mía, pero lo que me ocurre es eso.

Visualización + Sons and Lovers, de D.H. Lawrence

Son las 23:59, el avión de las 22:15 va a despegar por fin. Me acuerdo del cuento de Cortázar del manuscrito hallado junto a una mano. El autor del manuscrito imagina y provoca que lo imaginado se realice (como la doble creación que explica Stephen Covey). Con un humor negro, casi malagueño, D.Julio se carcajea truncando la última frase del narrador. Imagino nuestra casa, bien situada, nuestras hijas felices, el perrito y la piscina. Me he traído la piedra de visualizar que mi coach me recomendó. Acaricio la piedra, imagino triunfos, no el sombrero de la tía Gertrudis de Cortázar, sino días felices, llenos activos y con paz. Se acercan o los atraigo, los visualizo y vivo en ellos. Continue reading →